El impacto de la lluvia en el hormigón
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El uso del hormigón es fundamental en la construcción, pero su proceso de fraguado y curado puede verse afectado por las condiciones climáticas, especialmente la lluvia. En este artículo, exploraremos en detalle cómo la lluvia puede influir en diferentes etapas de trabajo con hormigón y las medidas para mitigar estos efectos.
Antes de verter el hormigón: Planificación y precaución
El hormigón es una mezcla de ingredientes clave: piedra, grava, arena, agua y cemento. La proporción adecuada de agua y cemento es crítica para la resistencia del hormigón. Antes de comenzar un proyecto de hormigonado, es esencial tener en cuenta las previsiones meteorológicas. Si se esperan lluvias intensas, es aconsejable retrasar el vertido. El contacto del hormigón fresco con la lluvia puede alterar la relación entre agua y cemento, lo que afecta negativamente su resistencia.
Durante el fraguado: Protegiendo la integridad del hormigón
El hormigón fresco es particularmente susceptible a la lluvia. La precipitación puede diluir la solución de cemento y agua, disminuyendo su resistencia y durabilidad. Además, puede provocar fisuras superficiales y arrastrar partículas finas de la superficie, exponiendo agregados más grandes.
Si la lluvia cae durante el período de fraguado inicial (los primeros 30 minutos), es esencial ajustar la proporción de cemento y agua y cubrir el hormigón con lonas para evitar la exposición directa a la lluvia. Para lluvias que ocurren después de este período y antes de las primeras 11 horas, el concreto no se verá gravemente afectado, aunque es posible que el acabado superficial se vea comprometido. Si la lluvia es intensa en esta etapa, se recomienda suspender el trabajo y cubrir la superficie.
Después del fraguado: La lluvia como un aliado
Después de aproximadamente 11 horas desde el vertido, el hormigón habrá alcanzado una fase de rigidez en la que la lluvia no tendrá un impacto negativo significativo. En este punto, una lluvia ligera puede incluso contribuir al proceso de curado del hormigón, lo que finalmente beneficia su resistencia y durabilidad.
Trabajando con hormigón bajo la lluvia
En resumen, es posible trabajar con hormigón en días lluviosos, siempre que se tomen las precauciones adecuadas. Se puede verter hormigón en condiciones de lluvia ligera, pero durante una lluvia intensa, se deben realizar ajustes en la mezcla y se debe cubrir para evitar la exposición directa. Para proteger la superficie de fraguado, se utilizan lonas de plástico que deben colocarse con cuidado, evitando que entren en contacto directo con el hormigón.
En conclusión, la lluvia es un factor climático importante a considerar en la construcción con hormigón. Desde la fase de planificación hasta el cuidado posterior al fraguado, es fundamental tomar medidas preventivas para garantizar que el concreto mantenga su integridad y capacidad de resistencia, incluso en condiciones de lluvia.
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